APRENDIENDO A CRÍTICAR


   La crítica es saludable para una democracia.
Muchas veces nos encontramos en el dilema si es pertinente criticar o no criticar. Las diversas actividades humanas de carácter político, económico, social o cultural son realizadas por personas, quienes así como tienen aciertos, también tienen errores. Por ello, la crítica es importante para corregir el rumbo.
La palabra crítica, con origen en el latín criticus, identifica la opinión, examen o juicio que se formula en relación a una situación, servicio, propuesta, persona u objeto. (….) (1)
Hay tipos de críticas: las constructivas y destructivas. Las primeras buscan aportar ideas para la mejora de una actividad y el segundo tipo realmente no sirve o sirve poco.
¿Qué podemos criticar?. Obviamente, todo aquello que sea público. Es decir, las actividades que desarrolla el gobierno central, regional o local que manejan los fondos públicos, los cuales pertenecen a toda la población, porque provienen de los aportes económicos que hacemos. De la crítica personal, creo que no debemos inmiscuirnos, salvo que nos pidan explícitamente.
La queja o reclamo es un derecho de la población. Los países más industrializados  desarrollan una permanente fiscalización de las actividades del gobierno, con más razón, cuando involucra a una mayor cantidad de personas, o cuando su vida esté en peligro. Es un deber y derecho levantar la voz de protesta. Y cada gobernante democrático, tiene que estar en la disponibilidad de recibir las críticas.
Sólo los gobiernos dictatoriales ponen una mordaza a las opiniones, a las críticas o a la fiscalización, porque esconden intereses subalternos. “Quien nada la debe, nada la teme”, la crítica es saludable en un Estado democrático, para que el gobernante retroalimente sus acciones, la revalúe y mejore. Los pobladores debemos estar alertas a los indicadores, resultados y números oficiales para juzgar si un gobierno es o no exitosos. Y bienvenido la crítica.
(1)  https://definicion.de/critica/

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